MARIA ÁGUEDA GALLARDO GUERRERO


Doña María Águeda Gallardo Guerrero, nació en Pamplona el 5 de febrero de 1751. Fueron sus padres don José Gallardo y doña Rosa Guerrero. Los padres de doña Águeda contrajeron nupcias el 4 de octubre de 1746, en la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de las Nieves. Los hermanos Gallardo Guerrero se llamaron: Ignacio Tomás, María Águeda, Bárbara Casilda, Antonio Ignacio, José Javier y Rafael Emigdio; todos Próceres de la Independencia nacidos en Pamplona.

Doña María Águeda Gallardo, casó en Pamplona a la edad de 16 años con don Juan Antonio de Villamizar y Peña, el 5 de agosto de 1767. Don Juan Antonio se desempeñó en varias oportunidades como Teniente Corregidor de la Provincia de Pamplona y Alcalde de la Santa Hermandad de San Pedro, una de las más importantes de América. Fue sargento del ejército comunero, Corregidor y Justicia Mayor de la Provincia y pertenecía a una de las familias más adineradas de la región. Hay que recalcar que la matrona pamplonesa en ningún documento aparece con el apellido de Villamizar; este error se empezó a cometer muchos años después de fallecida. En todos los documentos originales que reposan en los diferentes archivos de Pamplona, se menciona como Ägueda Gallardo Guerrero.

Del matrimonio nacieron 10 hijos de los cuales 3 fueron soldados del ejército patriota: José María, Isidro y Bruno Villamizar Gallardo.

Además de sus hijos, otros miembros de su familia demostraron ideales a favor de la causa patriota, siendo así que uno de sus hermanos, el sacerdote Antonio Ignacio Gallardo y Guerrero, quien fuera rector del colegio del Rosario, fue firmante del acta de independencia de Santafé, el 20 de julio de 1810.

INFLUENCIA POLÍTICA 

En 1795, Pamplona obtuvo el rango de Provincia del Nuevo Reino de Granada y su capital era la Ciudad de Pamplona, bajo la autoridad de un Corregidor. En 1808 llegó a Pamplona como gobernador don Juan Bastús y Faya, caballero catalán, abogado de profesión, quien quiso cambiar las costumbres de la población y la forma de vestir de los cabildantes, quienes asistían a las sesiones en alpargatas, sombrero y ruana. Ésta última prenda era considerada antihigiénica por la acumulación de pulgas y estaba prohibido usarla. Para ese tiempo, entre otros miembros del Cabildo de Pamplona, ejercían dichas funciones dos de los hermanos Gallardo Guerrero, quienes fueron reacios a aceptar las imposiciones de Bastús y ahí comenzaron las desavenencias. Dice el historiador Luis Eduardo Páez Courvel en su obra “Precursores, Mártires y Próceres santandereanos en la Independencia de Colombia” que en la residencia de doña Águeda comenzaron a realizarse tertulias, cuyo tema central era La Independencia. También lo corrobora don Luis Febres Cordero en su libro: “Del Antiguo Cúcuta”. Los criollos residentes en nuestra ciudad comenzaron a leer y a discutir en esas reuniones “Los Derechos del Hombre y del Ciudadano” y el “Contrato Social” de Roseau, documentos que había dejado intencionalmente el general Antonio Nariño en la residencia de un hermano de doña Águeda. 

29 DE JUNIO DE 1810 EN PAMPLONA,

Un grupo de ciudadanos y personalidades encabezadas por doña María Águeda Gallardo salieron con música a la Plaza Principal, la noche del 29 de junio para celebrar la festividad de San Pedro, patrono de la importante cofradía que llevaba su nombre.

Se encontraban departiendo con gran alborozo, cuando se presentó el Corregidor Bastús, ordenó la suspensión de la fiesta y el retiro de todas las personas a sus casas, no sin antes discutir con la señora Gallardo, quien era la responsable de tamaña desobediencia, debido a que para cualquier actividad por pequeña que fuese, tenía que autorizarla el mandatario, quien obviamente se sintió burlado y encolerizado disolvió la celebración.
Al otro día de los hechos, corrió el rumor que mediante Decreto se ordenaría el apresamiento de doña Águeda y la incautación de sus bienes por considerar el acto de la noche anterior, como asonada.

Inmediatamente sus hermanos y familiares organizaron la partida de la dama, quien sigilosamente salió de la ciudad a refugiarse en una de sus haciendas de La Garita.

EL 4 DE JULIO DE 1810 EN LA CIUDAD DE PAMPLONA

Versión oral que ha trascendido sobre la Independencia de Pamplona.

El 4 de julio de 1810, cinco días después de los hechos ocurridos en la fiesta de San Pedro, se encontraron en la Plaza Principal de la ciudad don Juan Bastús y doña María Águeda Gallardo Guerrero. Entablaron una acalorada conversación y ante las insolentes palabras del mandatario, la aguerrida dama arrebató el bastón de mando que sostenía el Corregidor Bastús en su mano. Inmediatamente la gente se amotinó alrededor, apoyaron a la señora Gallardo Guerrero; rodearon al mandatario y el pueblo enfurecido lo condujo preso al segundo piso de la Casa del Cabildo.


REACCIÓN DE LOS PAMPLONESES

Reducido Bastús a prisión se amotinó un grupo de personas de todas las clases sociales solicitaron Cabildo Abierto; se conformó la Junta Revolucionaria, se organizó el Batallón de Milicias, se envió comunicación a todos los cabildos sobre los hechos ocurridos en Pamplona, rechazando este valiente acto, el pueblo de Girón manipulado por el cura Eloy Valenzuela.

El 31 de julio de ese mismo mes y año se firmó en la casa del antiguo colegio de los jesuitas el Acta de Independencia, se reemplazaron las autoridades españolas y esa memorable noche se recibió la noticia del levantamiento ocurrido el 20 de julio en la ciudad de Santafé, noticia que llenó de alborozo a los ciudadanos.

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