El Himno de Pamplona fue escrito con motivo del fusilamiento de Don José Gabriel Peña, héroe Pamplonés. El autor de la música fue el conocido Compositor Don Celestino Villamizar; y la letra Belisario Hurtado, ambos hijos de Pamplona.
Coro
Noble Pueblo Blasón de la historia
De tus hijos el gesto marcial
Cosecho muchos lauros de gloria
De la magna epopeya triunfal
Pamplona, Por sus hechos gloriosos es una de las antiguas ciudades que han dado lustre a la patria. Muchos de sus hijos fueros próceres y mártires de la emancipación y por eso, sobre las senes de la ciudad deben suspenderse coranas del laurel.
Una dama de limpio linaje,
Las cadenas del yugo quebró
Y en la noche sin fin del ultraje
De los libres el sol alumbro
Menciona la estrofa anterior, el hecho de Doña Agueda Gallardo de Villamizar que según el cura Rocheraux, historiador destacado relata; “Fue entonces cuando una animosa mujer Doña Agueda Gallardo de Villamizar encontrándose con el Corregidor Bastus en la plaza de la ciudad, le arrebato el bastón de mando que llevaba como signo de autoridad. Este incidente tan insignificante en apariencia, vino a reportar las mayores consecuencias…. El ejemplo de Pamplona se contagio a Cartagena quienes más tarde daban el grito de Independencia.
De tus hijos la sangre procera
En cadalsos inicuos rodó
Y la patria sin par justiciera
De laureles tu sien coronó.
Alude esta segunda estrofa a los hijos de Pamplona que en forma heroica se sacrificaron por la patria, tales como el Gobernador de Pamplona Don José Gabriel Peña, el capitán General Fernando Serrano, Don Frutos Joaquín Gutiérrez, el Dr. Ramón Villamizar, José Gabriel Gallardo y Luis Mendoza; el célebre guerrillero José Esteban Ramírez quien fue inmisericordemente descuartizado y cuya cabeza fue expuesta en la picota de una jaula de hierro. A estos patricios hay que añadir a José María Acevedo quien murió como héroe al cumplir una misión patriota.
El laurel y espiga sagrada
En ti unen por gracia divina
Un arado volviste la espada
Y el trabajo en los campos culmina.
El laurel es símbolo de la gloria especialmente la alcanzada en las batallas; la espiga es símbolo de la agricultura.
Si la patria peligra algún día
O pretenden quizás ofenderla
De tus hijos la gran valentía
Como siempre sabrán defenderla
Esta Última estrofa nos lega un compromiso.
Libro : Pamplona Perspectiva en su estudio.
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