La Piedra del Corazón, Toto Villamizar.

Del convento de Santa Clara
Se voló una ilusión
Remonto los garabatos
Y se poso en la piedra del corazón



Esos versos los encontró en unos archivos un sacerdote de nombre Enrique Rocheroux, un gran científico y escrito. Los versos duraron por ahí un poco de tiempo; pero nadie se intereso por ello.


Por ahí en los años sesenta me puse a averiguar con los viejos Pamploneses a que se relacionaban esos versos. Y si, conseguí los viejos precisos que me contaron la historia a que se referían.

Los protagonistas de la Historia eran dos personas. Una  monja y su novio. A la monja la habían mandado desde Pamplona, España, a Nueva Pamplona, Colombia, para que no siguiera viéndose a escondidas con el novio que tenia.

El tipo, como era hijo de padres bastante ricos, con su dinero consiguió que le dieran el secreto para saber donde habían mandado la novia. Le dijeron que a un convento de Nueva Pamplona, acá en Colombia.

Y el hombre se vino. Se metió al seminario, pago una gran dote y se hizo sacerdote. Cuando el hombre se volvió todo un sacerdote pidió que le llevaran un capellán al convento Santa Clara. Lo llevaron allí, el guardaba su secreto.

Y allí en el confesionario se volvió a encontrar con su amada. Allí establecieron los cólicos y prepararon la fuga, se fugaron, se perdieron.

Un cura doctrinero de la época que ya se había enterado de romance hecho una maldición: “ De los cerros de Pamplona no cruzaran, Y si llegan a cruzar quedaran convertidos en Piedras!”

No se volvió a saber más de la monja. No se volvió a saber más del monje.

Muchos años después apareció una palomita parada sobre una piedra que tenía forma de un fraile y una monja, mirándolos de perfil.  Y comenzaron las peregrinaciones hacia el lugar, a conocer la piedra. Y comenzaron a llamarla, unos la piedra del corazón, otros la piedra de la paloma, en esa piedra se había cumplido la maldición del doctrinero.

Y vinieron las fugas en las noches. Todos los novios que tenían problemas, que no los dejaban verse en las cosas o en el parque, se volaban por los solares. La novia se iba por el camino de los Garabatos y el novio se iba por el camino de Cacota y se encontraban en la piedra del Corazón.

Y encontrándose ellos allí era la solución a su problema, porque el matrimonio era pronto e indisoluble;  pues como no iba a ser pronto e indisoluble si se encontraban solos a esas horas de la noche y con unas ganas de lo que sabemos, Después venían los antojos, los vómitos y como no iba a ser pronto e indisoluble el matrimonio, si venia un chico en camino.

Un cura de aquella época se dio cuenta y mando a dinamitar la piedra. La tarde en que la iban a dinamitar estaba oscura, ennegrecida, con nubarrones inmensos, Al explotar la dinamita las nubes se rompieron, se vino una granizada tremenda. Inundo la campiña, acabo con las huertas y con los animales. Las gentes de la región se vinieron a reclamar: “Curita, curita, mire lo que hizo. Mire como acabo con nuestra región”. El curita se arrepintió.

A la piedra del corazón no le paso nada. La piedra está ahí. Ahora, los que me escuchan, sobre todo los muchachos que tengan problemas amorosos, cuéntenme a mí, que yo con mucho gusto los llevo hasta la piedra del corazón.

Autor: Toto Villamizar

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